martes, abril 17, 2007

Archivo: 31.05.05 - Semillas en el oido o como hacer una barbacoa en la discoteca

En ocasiones uno se levanta de la cama sin sospechar que el día que le espera por delante será especial. Algunas mañanas, como la del pasado jueves, uno despierta sin ni siquiera poder imaginar que acabará el día con una semilla clavada en la oreja y con un portero de discoteca dudando entre llamar a la policía o a un psiquiátrico.

El jueves me levanté con mi salto habitual al oír el despertador, llevé a cabo mis labores matutinas y me fui a trabajar. La mañana transcurrió tranquila, dentro de mi tónica, aunque visto desde la distancia tengo que admitir que ya daba muestras de estar un poco atontado: un compañero de trabajo me tuvo que escuchar contarle una historia que él mismo me había explicado el día anterior. Pero eso me ocurre con cierta frecuencia, así que no lo tomé como un signo de lo que se avecinaba...

Por la tarde fui a mi primera sesión de acupuntura con Way Way, una hispanochina que una amiga me había recomendado para tratar de aliviarme el dolor de la pierna. Entre que yo no tenía un día muy fino y que Way Way es un poco china, la conversación no fue todo lo fluida que nos hubiera gustado. En cierto momento me preguntó si nos podíamos ver "fuera" y yo entendí que quería tomar una cerveza conmigo... ante lo que me quedé en silencio mostrando mi sonrisa más boba (todavía no gestiono muy bien la irresistible atracción que ejerzo sobre las mujeres hispanochinas). Lo malo es que ella en realidad me había preguntado si la próxima semana nos podíamos ver en otro horario diferente. O algo así... todavía no sé que me había preguntado exactamente. Lo único cierto es que cuando yo finalmente reaccioné preguntando "¿para qué quieres verme?" ella me contestó muy sorprendida: "¿sólo quieres hacer una sesión? ¿No te parece bien lo que hago?".

Yo volví a sonreír estúpidamente, que es también mi reacción cuando hago el ridículo...

Para salir del bloqueo en el que habíamos entrado, los dos fingimos no haber dicho ni escuchado nada y continuamos con nuestras respectivas tareas: ella clavándome agujas y yo soltando grititos de susto y dolor (como un día encuentre al que se inventó el mito ese de que la acupuntura no duele...).

Más tarde, cuando yo ya estaba dispuesto a irme, Way Way decidió que ya volvía a haber confianza entre nosotros y me preguntó (literalmente): "¿Te puedo meter semillas en el oído?". Yo la imaginé metiéndome semillas a presión con un embudo, y la idea no me resultó demasiado atractiva. Pero como ya estaba escarmentado por la confusión cervecera anterior, decidí no mojarme con la respuesta, contesté con un neutro "¿es normal?" y volví a poner mi sonrisa de ingenuo. Ella me miró una vez más, como interrogándose interiormente sobre a qué patrón de cliente pertenecía yo, si al escéptico o al tonto. Finalmente debió de decidir que al segundo y dijo: "Bueno, normal no lo sé, pero yo siempre pregunto antes de hacerlo". Yo, más que nada por curiosidad, le di mi autorización pero, para mi decepción, cogió un trozo de celo y me pegó una semilla negra en la oreja. Y yo imaginando algún ritual por el que me iba a hacer crecer una planta de mi oído que me acompañaría allá donde fuera...

Ya en la calle, con mis semillas clavadas en la oreja, recibí una llamada de mi hermana avisándome de que pasaría esa noche por Barcelona camino de Aix-en-Provence y que, aprovechando el viaje, me traería un paquete con carne para mi barbacoa del domingo. No tengo aquí el espacio necesario para justificar la compra de carne en Zaragoza y su posterior transporte a Barcelona, pero cualquiera que haya venido a una de mis barbacoas lo entenderá; entenderá incluso que yo estuviera dispuesto a pasar a recoger la carne por la estación de autobuses a las 2h15 de la mañana, hora a la que pasaba el autobús de mi hermana por Barcelona.

Para no esperar en casa con los brazos cruzados hasta las 2h15, llamé a mi primo Borja para ver si tenia algún plan: cuando uno necesita salir un jueves lo mejor es llamar a un universitario, y cuanto más joven más posibilidades de éxito hay. Borja no me defraudó: había quedado con unos amigos para tomar unas cervezas. Pensaban quedarse solo hasta la 1h, pero por lo menos estaría entretenido hasta esa hora.

Las cervezas se convirtieron en güisquis y a las 2 de la mañana me lo estaba pasando tan bien que me dio rabia tener que ir a por la carne. Pregunté a mis jóvenes nuevos amigos si se iban ya a casa y ellos sonrieron irónicamente señalando sus caras: "¿tenemos aspecto de estar pensando en ir a casa? Luego vamos a una fiesta en el club Cibeles". Hice la promesa de buscarles más tarde en la Cibeles y me fui pedaleando en busca de mi hermana. Llegó con un poco de retraso, pero con un gran premio... 5kg de churrasco y 2kg de longaniza. Yo le di un beso y mi hermana traspasó los 7kg de carne a mi mochila, quedando los dos satisfechos con el intercambio. Mi madre, que es muy previsora y seguramente previó que a mí me iba a ser imposible ir a casa directamente desde la estación, había puesto una bolsa aislante y hielo para mantener la carne refrigerada. así que me fui tranquilo hacia la Cibeles, para la fiesta de biología, con mis 5kg de churrasco y mis 2kg de longaniza, pensando que no merecía la pena pasar antes por casa para dejarlos en la nevera.

Por esas casualidades de la vida, camino de la Cibeles me crucé con una chica que repartía invitaciones. Como yo iba en bici no me ofreció ninguna y yo tampoco paré a pedírselas. Pero unos metros más adelante decidí probar suerte y, desde lejos, le pregunté que para dónde eran las invitaciones. Ella contestó: "para la Cibeles" y yo, aunque alucinado por la casualidad, no puse reparos a coger una y así no pagar los 12 Euros que todos los biólogos habían pagado para poder ir a "su fiesta".

A partir de este punto, creo que es mejor pasar a narrar los acontecimientos de una forma visual. De otro modo, estaría tentando de introducir explicaciones y comentarios que quizás le harían perder el hilo al lector. Para alejarme un poco de los hechos, a partir de ahora yo (i.e. Ra y Mon) paso a ser "un tío":

1. llega un tío y aparca su bici frente a la puerta del club Cibeles.

2. el portero/gorila le mira mientras el tío pone el candado.

3. el tío saca las luces de la bicicleta, se quita los sujeta-pantalones reflectantes y con su gran mochila en la espalda se dirige hacia el portero/gorila y le da una invitación con acceso gratuito al club.

4. el portero/gorila le mira mientras el tío sonríe.

5. el tío dice: "¿puedo entrar?"

6. el portero/gorila, con el pinganillo en la oreja, tarda en reaccionar pero finalmente contesta: "¿qué llevas en la mochila?"

7. el tío borra la sonrisa de su cara al recordar lo que lleva en la mochila, y balbucea diciendo "nada importante"

8. el portero/gorila encuentra la actitud del tío sospechosa y le pide que abra la mochila.

9. el tío le dice: "llevo algo muy raro, que te va a extrañar, pero hay una historia lógica que lo justifica".

10. el portero/gorila: "ábrela ahora mismo o no pasas".

11. el tío se quita la mochila, la abre y cuando va a sacar la primera bolsa de churrasco, ve como el portero/gorila le aparta la mano diciendo: "déjame a mí".

12. el portero/gorila sostiene una bolsa con 3Kg de churrasco en alto, mirando alternativamente al tío y a los trozos de carne que rebosan por los huecos superiores de la bolsa. Finalmente alcanza a decir: "¿qué es esto?"

13. la gente que espera en la cola observa incrédula la bolsa de carne.

14. el tío acierta a contestar: "carne para una barbacoa".

15. el portero/gorila medita sobre la lógica que puede tener que un tío (o el tío) vaya a una discoteca con una bolsa de carne para una barbacoa, a las 3 de la mañana. También evalúa la posibilidad de que se trate de un psicópata que descuartiza a sus víctimas. Decide no complicarse la vida y dice: "¿qué más llevas en la mochila?".

16. el tío susurra: "más carne"

17. el portero/gorila mete la mano en la mochila y saca una bolsa con 2kg de churrasco. Vuelve a meditar y decide que si fuera un psicópata no hubiera marinado la carne con especias, que seguramente el tío es simplemente un loco inofensivo, que pasaba por ahí con su bicicleta y que cuando le han dado la invitación para el club ha decidido de forma espontánea entrar a ver que se cocía por allí dentro.

18. el portero/gorila mete la mano en la mochila de nuevo y saca una ristra de longanizas. Por efecto de la gravedad, el papel que envuelve las longanizas se cae y el portero/gorila se queda con una ristra de longanizas que va desde su cabeza hasta sus rodillas. Los biólogos que esperan a entrar en la fiesta miran alucinados al portero. El tío se hace el despistado, como si el asunto no fuera con él. El portero ahora se siente ridículo por la situación y mete apresuradamente la longaniza y la carne en la mochila.

19. el tío pregunta de nuevo: "¿puedo pasar?"

20. el portero/gorila ahora sólo piensa en quitarse de encima al tío, su mochila, sus 5kg de churrasco y su kilométrica ristra de longanizas y le dice que pase. Antes, intenta recobrar su aire autoritario gritándole al tío: "pero no metas la mochila en la pista de baile, déjala en el guardarropa"

21. el tío asiente, entra en la discoteca y baila hasta el amanecer dejando la mochila al del guardarropa, que se sorprende por el peso pero sabe que hay ocasiones en las que es mejor no preguntar qué hay dentro de la bolsa de un tío que te mira con cara de inocente.

Y es que, aunque no lo quiera, mi vida esta llena de pequeños acontecimientos que la hacen más entretenida. Y lo malo, o lo bueno, es que no veo llegar el día en que me dejen de ocurrir estas cosillas: la semana que viene tengo que ir al oculista a que me explique que son esas manchas negras que veo bailar ante mi cuando me da el sol. Y para acabar de arreglarlo, por si yo solito no fuera capaz de hacer mi vida lo suficientemente interesante, la semana que viene me nombran presidente de la comunidad de propietarios: y ser presidente de vecinos capaces de guardar ovejas en sus terrazas o de robarme la ropa tendida no es moco de pavo. Creo que lo quiera o no, esta experiencia me va a dar abundante material para lo que debería de ser mi próximo libro: "yo, Barcelona y mis cosillas".