Aun cerrando el grifo de la bañera con fuerza, lo que cae no son gotas sino un chorro continuo de agua. Es Harlem y es normal, pero a mí me parecía una pérdida de agua innecesaria y convencí a Philip para cerrar el agua general cada vez que no estemos utilizándola.
Cada día de esta semana, al irme a dar mi ducha matutina he tenido que pasar varios minutos intentando abrir la llave del agua general: Philip la cerraba tan fuerte que necesitaba coger dos trapos y girar con todas mis fuerzas. Además, por alguna causa que no entendía, cada mañana encontraba la bayeta que compré para limpiar el vater fuera de lugar. Como soy un poco maniático con el orden, cada día después de abrir la llave del agua volvía a poner la bayeta en su sitio.
Ayer por fin vi a mi compañero de piso. Llevamos horarios radicalmente opuestos (él se levanta a las 5h30 de la mañana, yo llego a casa a partir de las 10) y no coincidimos mucho. Antes de que se metiera en su habitación, aproveché para decirle todo lo educamente que pude:
- Oye, cuando cierres la llave del agua... ¿puedes hacerlo un poco menos fuerte (para que no tenga que estrujarme los dedos cada día)?
- ¿La llave? ¿Te despierto cuando la cierro?
- No, no es una cuestion de despertarme. Es que casi no la puedo abrir.
- ¡Ah! Pero por eso pongo siempre la bayeta azul junto a la llave, para poder abrirla y cerrarla con facilidad
- Ya... pero es que esa es la bayeta que uso para limpiar el vater...
- (la cara más expresiva que he visto desde hace unos meses)
Esta mañana el grifo se podía abrir usando un solo dedo... Moraleja: añade a todos tus problemas una bayeta sucia y estos se resolverán.
Aparte de los problemas con la bañera, las cosas van bien por casa: Philip se ha comprado 6 puzzles nuevos y está entretenido con ellos en lugar de pensar en otros temas. Además, desde que he descubierto como aumentar tu vida hasta el infinito y a entrenar a otros seres humanos a que hagan lo que yo quiero, le tengo mucho menos miedo a los congeladores...
Lo que sigo sin encontrar agradable son las cucarachas: con el verano le han cogido el gusto a ir sin ropa, y ya se sabe... eso aumenta el apetito sexual. Así que ahora además de las cucarachas papás y mamás tenemos los hijitos, que son un poco menos asquerosos que sus projenitores pero siguen sin ser mi mascota favorita. Por las mañanas hay tantas en la cocina que antes de acercarme al fregadero soy unos golpes para que tengan tiempo de esconderse. Aunque a veces no funciona todo lo bien que me gustaría: el otro día en concreto cogí la cuchara del desayuno con cucaracha incluida, que decidió subirse por mi brazo hasta que yo decidí tirarla al suelo de un golpe y chafarla. (apunte: os habíais fijado que "cucaracha" y "cuchara" son prácticamente la misma palabra? En mi casa también son el mismo objeto...)
Cuando todavía no había tenido tiempo de limpiar el cadaver de cucaracha, alguien llamó a la puerta. Como Philip me tiene bien entrenado y mi sentido del miedo se ha visto acrecentado gracias a los maravillosos periodistas de este país, pregunté antes de abrir:
- Whose there?
- Terminator! (en inglés de NY pronunciado: termineiror)
¡Ya está! Un bromista de correos - pensé...
- Whose there?
- The terminator, please open the door.
Alguien que se considera a sí mismo un robot enviado del futuro para proteger/matar a un humano no puede ser malo, me dije. Y abrí la puerta...
- Who are you? (porque realmente tenía un look a lo terminator, incluso con su depósito y pistola aspersora colgando de la espalda)
- I am the exterminator, can I come in?
Por lo visto las puertas de madera tienen una tendencia a comerse los sonidos "ex"...
Me informé de si tenía que pagar o no (en Barcelona he renunciado a usar exterminadores para mis ratones: cobran muy caro y los ratones se les ríen en la cara) y como era gratis le dejé pasar.
- Where are you from? - me preguntó. (sí, a veces detectan que no soy americano)
- Spain.
- Ah, well... I don't know in Spain but here it is mandatory that the landlord pays for the exterminator
- Ah.
Ya veis, tolerancia cero incluso con los pobres insectos...
El terminator de cucarachas la verdad es que no fue muy efectivo y sigue habiendo tantas como antes de que él viniera, pero a mí ya me da igual porque, aparte de que me quedan dos semanas aquí, he decidido comer en platos de plástico y así estrenar vajilla cada día. Es la única forma de estar seguro de que una cucaracha no ha pasado por tu plato. Y así de paso me adapto a la filosofía que impera en esta sociedad: consume todo lo que puedas porque todo lo que tú dejes atrás puede que lo use otra persona. Y si no me creéis, un ejemplo aquí.
Cada día de esta semana, al irme a dar mi ducha matutina he tenido que pasar varios minutos intentando abrir la llave del agua general: Philip la cerraba tan fuerte que necesitaba coger dos trapos y girar con todas mis fuerzas. Además, por alguna causa que no entendía, cada mañana encontraba la bayeta que compré para limpiar el vater fuera de lugar. Como soy un poco maniático con el orden, cada día después de abrir la llave del agua volvía a poner la bayeta en su sitio.
Ayer por fin vi a mi compañero de piso. Llevamos horarios radicalmente opuestos (él se levanta a las 5h30 de la mañana, yo llego a casa a partir de las 10) y no coincidimos mucho. Antes de que se metiera en su habitación, aproveché para decirle todo lo educamente que pude:
- Oye, cuando cierres la llave del agua... ¿puedes hacerlo un poco menos fuerte (para que no tenga que estrujarme los dedos cada día)?
- ¿La llave? ¿Te despierto cuando la cierro?
- No, no es una cuestion de despertarme. Es que casi no la puedo abrir.
- ¡Ah! Pero por eso pongo siempre la bayeta azul junto a la llave, para poder abrirla y cerrarla con facilidad
- Ya... pero es que esa es la bayeta que uso para limpiar el vater...
- (la cara más expresiva que he visto desde hace unos meses)
Esta mañana el grifo se podía abrir usando un solo dedo... Moraleja: añade a todos tus problemas una bayeta sucia y estos se resolverán.
Aparte de los problemas con la bañera, las cosas van bien por casa: Philip se ha comprado 6 puzzles nuevos y está entretenido con ellos en lugar de pensar en otros temas. Además, desde que he descubierto como aumentar tu vida hasta el infinito y a entrenar a otros seres humanos a que hagan lo que yo quiero, le tengo mucho menos miedo a los congeladores...
Lo que sigo sin encontrar agradable son las cucarachas: con el verano le han cogido el gusto a ir sin ropa, y ya se sabe... eso aumenta el apetito sexual. Así que ahora además de las cucarachas papás y mamás tenemos los hijitos, que son un poco menos asquerosos que sus projenitores pero siguen sin ser mi mascota favorita. Por las mañanas hay tantas en la cocina que antes de acercarme al fregadero soy unos golpes para que tengan tiempo de esconderse. Aunque a veces no funciona todo lo bien que me gustaría: el otro día en concreto cogí la cuchara del desayuno con cucaracha incluida, que decidió subirse por mi brazo hasta que yo decidí tirarla al suelo de un golpe y chafarla. (apunte: os habíais fijado que "cucaracha" y "cuchara" son prácticamente la misma palabra? En mi casa también son el mismo objeto...)
Cuando todavía no había tenido tiempo de limpiar el cadaver de cucaracha, alguien llamó a la puerta. Como Philip me tiene bien entrenado y mi sentido del miedo se ha visto acrecentado gracias a los maravillosos periodistas de este país, pregunté antes de abrir:
- Whose there?
- Terminator! (en inglés de NY pronunciado: termineiror)
¡Ya está! Un bromista de correos - pensé...
- Whose there?
- The terminator, please open the door.
Alguien que se considera a sí mismo un robot enviado del futuro para proteger/matar a un humano no puede ser malo, me dije. Y abrí la puerta...
- Who are you? (porque realmente tenía un look a lo terminator, incluso con su depósito y pistola aspersora colgando de la espalda)
- I am the exterminator, can I come in?
Por lo visto las puertas de madera tienen una tendencia a comerse los sonidos "ex"...
Me informé de si tenía que pagar o no (en Barcelona he renunciado a usar exterminadores para mis ratones: cobran muy caro y los ratones se les ríen en la cara) y como era gratis le dejé pasar.
- Where are you from? - me preguntó. (sí, a veces detectan que no soy americano)
- Spain.
- Ah, well... I don't know in Spain but here it is mandatory that the landlord pays for the exterminator
- Ah.
Ya veis, tolerancia cero incluso con los pobres insectos...
El terminator de cucarachas la verdad es que no fue muy efectivo y sigue habiendo tantas como antes de que él viniera, pero a mí ya me da igual porque, aparte de que me quedan dos semanas aquí, he decidido comer en platos de plástico y así estrenar vajilla cada día. Es la única forma de estar seguro de que una cucaracha no ha pasado por tu plato. Y así de paso me adapto a la filosofía que impera en esta sociedad: consume todo lo que puedas porque todo lo que tú dejes atrás puede que lo use otra persona. Y si no me creéis, un ejemplo aquí.
1 comentario:
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